Jornadas de Educación Con-fines del Educar

El titulo que elegimos para estas jornadas juega con la idea de límite: lo imposible del educar como tarea u oficio, pero también, o por ello mismo, la finalidad, el fin-objetivo del  educar.

¿Qué entendemos por educar?  ¿Para qué y a quiénes educamos?

El educar se plantea desde una perspectiva  multideterminada, siendo un problema complejo que abarca varios niveles, donde la realidad y la práctica concreta no siempre van de la mano de la teoría y donde las posibilidades de cambios necesitan anclajes  concretos para no ser palabras que se lleva el viento. Sabemos también que la inserción de un sujeto en el mundo, su capacidad de crear, producir y ser feliz no son materias exclusivas de la educación (institucionalizada).  Dependen de una serie de factores que no podemos exigir sólo al sistema educativo, pero no es menos cierto que el acceso igualitario a la educación mejora las chances, sobre todo de aquellos que no las poseen desde su entorno familiar y social.

En este sentido, pensar nuestro sistema educativo, la escuela, los liceos y sus problemas concretos, sería un buen inicio para intentar  modificar  elementos  que permitan en ese ámbito restringido  pero vital, primordial en la construcción  de un sujeto,  mejorar las chances de esos seres humanos y de la comunidad a la que pertenecen.

¿Qué ideales tiene nuestra educación? ¿Existen  una escuela y una educación ideal?

“¿La escuela ideal nos ayuda a desarrollarnos individual y colectivamente? ¿Realmente este paradigma educativo ayuda a que las personas mejoren su calidad de vida y ayuden a mejorar la de su comunidad?”[1]

Autoridades, maestros, padres y alumnos  deberíamos preguntarnos qué educación queremos y cómo se podría llevar a cabo. ¿Estamos dispuestos? ¿Podemos pensar otras modalidades educativas? ¿Los fracasos en la educación, como la deserción, las dificultades en la lecto-escritura o  el cálculo, son consecuencia del modelo educativo? Aun si no lo fueran  ¿qué se hace desde los distintos ámbitos vinculados a la educación para mejorarlos?

Pasi Sahlberg, maestro finlandés y autor del libro  “El cambio educativo en Finlandia”, expresa que  “el bienestar de cada persona y en última instancia su felicidad se plan­tean desde el conocimiento, las aptitudes y cosmovisión que posee una buena educación.  Por tanto, los sistemas educativos se enfrentan a un doble reto: cómo cambiar las escuelas para que los estudiantes puedan aprender nuevos tipos de conocimientos y aptitudes necesarios en un mundo impredecible de conocimientos cambiantes  y cómo hacer para que todos los jóvenes puedan  acceder a este nuevo  aprendizaje  independientemente de su condición socioeconómica.”

Problematizando…

¿Podríamos pensar que hay elementos “obsoletos” en nuestra educación? ¿Qué cosas se deberían mantener?

De acuerdo a los cambios socioculturales  ¿es el niño actual el mismo a quien se dirigió la escuela vareliana?

¿Cómo se transmite?  ¿Cómo se logra que un niño se interese y aprenda?

¿Qué problemas tenemos como educadores? ¿Es posible afirmar que los educadores somos  productos de un sistema educativo que replicamos y reproducimos?

En una reunión de educadores sociales y psicoanalistas sobre las dificultades en la tarea y el quehacer de los primeros, Marcelo Viñar, se preguntaba cómo “el objetivo y propósito de los educadores, los jóvenes, había devenido en el obstáculo para su tarea”.

¿Qué cambios han acontecido en la relación del maestro con el niño?

Autoridad, poder, disciplinamiento: ¿perdió la figura del maestro autoridad y vigencia o es un cambio en la estructura social reflejada en la institución académica de enseñanza?

¿Cómo evaluamos el proceso de aprendizaje? ¿Importa sólo la calificación final o si se aprende o no…? ¿No se está fomentando y privilegiando la competencia entre los sujetos sobre la capacidad de cooperación?

Relación institucional 

¿Los maestros son tenidos en cuenta por las autoridades a la hora de pensar y planificar políticas, cuando son quienes están viviendo las situaciones reales, concretas en lo cotidiano?

¿Se puede dar un cambio real y verdadero sin el aporte, la opinión y decisión de los maestros?

¿Es posible pensar ciertas formas de descentralización que favorezcan la autonomía de zonas y localidades y privilegie la especificidad en la resolución de los problemas?


[1] Preguntas iniciales de la película “La educación prohibida”